¿Por qué no lo reconocieron?
-La Magdalena lloraba…”¿Mujer, por qué lloras?”
-Los Once incrédulos…”Creían ver un fantasma”
-Las mujeres con miedo…”¡No tengáis miedo!”
-Cleofás y su compañero sin esperanza…”Fue un profeta…esperábamos…”
Sin embargo…
-¡María!...y ella se volvió y le dijo: Maestro!
-Les mostró las manos y los pies…y por la alegría estaban admirados…
-Jesús salió a su encuentro…y ellas se acercaron y lo adoraron
-¿No ardía nuestro corazón mientras conversaba con nosotros por el camino?
¿Y nosotros?
El llanto, el miedo, la falta de fe, la desesperación, nos impiden ver a Jesús. Él está muy cerca, camina a nuestro lado, está con nosotros y cuando nos damos cuenta de ello, llega la alegría, la paz, la fe, la esperanza….
¿Con qué ojos miramos al Señor?
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