El Campus Bio-médico –el hospital donde estoy haciendo el tratamiento- se encuentra en las afueras de Roma. Alejado de la ciudad, se aprecia mejor la intensidad de los colores, la vitalidad de la naturaleza, la sencillez de la vida. Esta “postal” de este rebaño –tomada de la ventana de mi cuarto- súbito trae a la mente las palabras del salmo:
El Señor es mi Pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar.
Me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo porque tu vas conmigo
tu vara y tu cayado me sosiegan.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida…
Con el Señor hay paz, hay esperanza, hay seguridad…
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