domingo, 18 de enero de 2015

Las sorpresas del Señor

Venid y veréis...

Lo siguieron. Juan les había dicho que el tiempo de estar con él –a orillas del Jordán- acabaría cuando llegase. Y llego el día. Lo señaló. “He ahí, el Cordero de Dios…”

Un poco aturdidos pero confiados en la palabra del Bautista –que algo cambiaría para ellos-lo siguieron. Su figura traslucía paz, serenidad, fortaleza, convicción. No era igual como los demás maestros y doctores de la Ley.

-"Maestro, ¿Dónde vives?" El más joven –Juan se llamaba- se sorprendió a sí mismo por la pregunta. Era una mezcla de curiosidad y cierto temor. Había algo en este Rabí de Nazaret, lo sintió en el corazón, quizá eso le hizo preguntar con tal convicción.

-"Venid y lo veréis…"

El anciano Juan recuerda aún aquel día y la hora. ¿Cuánto había pasado desde entonces? ¿Setenta años? ¿80 años? Sin embargo, conservaba grabada en su mente y en su corazón la mirada y la palabra del Maestro.  Si, ciertamente volvería a seguirlo. Aquel día no les dijo nada acerca de la Cruz, ni del camino difícil que algún día tendrían que seguir por serle fiel.

Era la hora décima -4 de la tarde-…¡qué sorpresas les tenía preparadas el Maestro! Alegrías, milagros, aclamaciones…cruz, sufrimiento, persecución…“Que no se turbe su corazón…” dijo la última noche.

Si volviera a pasar, iría detrás de Él una vez más. Sin duda. Valió la pena preguntar, seguirlo...A esa hora cambio su vida para siempre.

1 comentario:

  1. No hay duda P. Lee, el primer amor nunca se olvida. Hoy lo reafirma San Juan al narrarnos la Palabra!!! Y nos anima a decir otra vez...Aquí estoy Señor!!!!

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